Angel Domenech – RallySprint Chinchón 2013
julio 20, 2013Angel Domenech – RallySprint Chinchón 2013
El día comenzaba con un Angel Domenech muy optimista cara al RallySprint de Chinchón que se celebraba ese día, sábado 13 de Julio de 2013, una fecha que Ángel no olvidará jamás.
El piloto de Liqui Moly se mostraba sonriente, confiado y con un objetivo fijado en su mirilla: La victoria.
Ya en la “plaza de toros” de Chinchón, donde se encontraba el parque cerrado, había cientos de personas, entre aficionados y curiosos, que se acercaban a ver las máquinas. Eso pronosticaba que el día iba a ser grande y que habría muchísimos aficionados colocados a lo largo del tramo.
A las 14:00, con un sol de justicia, comenzaba la salida desde el parque cerrado al tramo de enlace hasta el comienzo del Primer tramo cronometrado dirección Aldehuela. Los nervios estaban a flor de piel y junto a un sol abrasador que se filtraba a través de los cristales hacía que el desgste de los pilotos fuera terrible incluso antes de comenzar el Rally.
Comienza el RallySprint
14:18 y Daniel Marbán abría tramo con su EVO X seguido de padre José Marbán con su impresionante 206WRC. A las 14:22 tomaba salida nuestro guerrero y su escudero. Angel Domenech y Ramón López salían a por todas sabiendo que los casi 6km de tramo que tenían por delante eran muy técnicos y favorables para alguien con buenas manos y con clase, cosa que al de Liqui Moly le sobra. Pasaban las curvas y el madrileño atacaba cada vértice con agresividad y muy seguro de si mismo y de su EVO. Los tiempos llegaban por si solos pero en el kilómetro 3,700 a poco más de de 2km de finalizar el tramo, Angel Domenech perdió el control de la trasera de su Mitsubishi y salió despedido en una curva a derechas volando decenas de metros hasta que la propia maleza y rastrojos frenaron al coche de Liqui Moly.
En un primer momento y dada la espectacularidad del accidente, lo primero era comprobar que el piloto y copiloto, Ángel y Ramón, se encontraban bien. Lo siguiente era ver los daños en el coche, mínimos para lo que podía haber sido, así que se bajaron del coche e intentaron, con la ayuda de algún aficionado volver a pista. Los intentos fueron nulos, el coche estaba enganchado con los matorrales secos que había arrastrado tras su aterrizaje. El piloto madrileño intentó arrancar el coche de nuevo pero todos los intentos por salir fueron en balde.
La tragedia
A los pocos segundos saltaron las alarmas, comenzó a aparecer humo proveniente de la parte baja del coche. Los matojos secos que estaban bajo el coche estaban empezando a arder. La temperatura de los escapes hizo que los hierbajos prendieran con facilidad. Doménech sacó rápidamente el extintor e intentó apagar un fuego que cada vez se avivaba más. Los aficionados que allí estaban ayudando intentaron, como bien podían, sofocar las “todavía” pequeñas llamas que aparecía con sus botellas de agua y ayudaban a los de Liqui Moly a mover el coche para intentar sacarlo de las llamas aunque sin éxito.
El pánico se empezó extender entre los allí presentes, un comisario corría a dar el aviso por radio y a por más extintores. Alberto Castellanos paró su C2 y bajó corriendo para vaciar el suyo pero también sin éxito. Las llamas poco a poco eran cada vez mayores y en cuestión de segundos comenzaron a devorar al pequeño de Angel Domenech. Lo que pintaba como un gran día, se truncó en unos minutos. En cuestión de segundos el EVO era pasto de las llamas y ya poco se podía hacer por salvarlo.
La desesperación e impotencia invadió el cuerpo de Angel Domenech, que veía como su coche, el coche en el que había invertido todo su esfuerzo, tiempo, todas esas horas de trabajo y sobre todo mucha ilusión, se esfumaba poco a poco delante suya sin poder hacer nada para remediarlo. Una vez más la suerte no acompañó al piloto madrileño que de no solo veía truncado el camino hacia la victoria, si no que veía como su sueño se esfumaba delante suya. Fueron momentos muy duros los que se vivieron allí. Angustia, desánimo, incredulidad, rabia, era lo que pasaba por la mente del piloto al que en esos momentos no le servía el consuelo de saber que él y su copiloto estaban bien y sin daños.
A los pocos minutos llegaron varias dotaciones de bomberos que intentaron sofocar el fuego que ya se había extendido decenas de metros. Fue tal la virulencia de las llamas que tuvieron que intervenir varios helicópteros para conseguir extinguirlas.
Tras casi dos horas angustiosas, el panorama que allí quedó fue dantesco, una gran extensión de terreno calcinada por las llamas y en el medio, lo que unas horas antes era una bestia para devorar tramos. Un amasijo de hierros arrugados por la altísima temperatura. Solamente quedó el chasis y la jaula de seguridad en pié. El resto se fundió por completo. No quedaba nada salvable… Una verdadera tragedia la que ocurrió camino de la Aldehuela. Podía haberse estrellado, podía haberse salido y romper mil cosas, pero esto era irreparable. El daño causado hizo que un pequeño hueco en el corazón del piloto de Liqui Moly se quedara huerfano, vacío porque su niño ya no estaba junto a él y no es para menos, nosotros también sentíamos que algo nuestro se había ido.
Lo que comenzó como un gran día que prometía muchas satisfacciones terminó siendo un fatídico día en el que lo único que afloraban eran lágrimas de pena y dolor al ver tirado por tierra el esfuerzo de todo un equipo.
Desde CAR and GAS queremos enviar nuestro apoyo incondicional al equipo y sobre todo al patrón del barco. Sabemos que no tardarás en volver a dar guerra y allí estaremos contigo.